lunes, 22 de septiembre de 2025

Carta al nuevo presidente de ANDA y su lucha contra las leyes de la gravedad y de la ingeniería. De Paolo Luers

 

"¿Quién diablos tendrá la responsabilidad, si no usted, quien fue gerente de investigación y pozos de ANDA; fue director técnico de ANDA; fue director de planificación y desarrollo de ANDA y, durante 4 años, fue director ejecutivo de ANDA?"

En la voz del autor



Publicado en MAS!  El DIARIO DE HOY, martes 23 septiembre 2025

Licenciado Dagoberto Arévalo:

Parece que todo está dicho sobre la crisis de agua, que sufrió la zona de San Salvador/Santa Tecla por una larga semana. Muchos han expresado a gritos su desesperación e indignación. Salieron reportajes en TV y periódicos, mostrando el puente colapsado de la tubería. Y usted, el nuevo presidente ANDA, nombrado el mismo día del corte de agua, dio declaraciones todos los días. En una dijo, como disculpándose, desmarcándose de sus antecesores: “Recibimos una institución en plena crisis...”


¿De qué está hablando, señor Arévalo? Usted ha trabajado en ANDA por 15 años – ¿y nos dice que no tuvo nada que ver con el estado desastroso de las instalaciones de ANDA?

 

¿Quién diablos tendrá la responsabilidad, si no usted, quien fue gerente de investigación y pozos de ANDA; fue director técnico de ANDA; fue director de planificación y desarrollo de ANDA y, durante 4 años, fue director ejecutivo de ANDA? 

 

¿O será que no se refiere a cómo recibió usted la institución ANDA, ahora que fue nombrado presidente de ella, sino al estado en el cual el gobierno de Nayib Bukele recibió a la ANDA? Pero, por favor, Bukele recibió el gobierno con todo y ANDA en junio de 2019. Tuvo 6 años y 3 meses para nombrar a profesionales capaces y honestos para componer ANDA. Y usted, personalmente, tuvo por lo menos 10 años en puestos de dirección de ANDA. ¿Cómo puede decir que esta crisis del colapso de la tubería del sistema norte le agarró por sorpresa?


Cuando yo vi las fotos de la tubería colapsada en un puente sobre una quebrada en las faldas del volcán, fue como un déjà vu, algo que ya vi. Claro, no es la primera vez que en las faldas del volcán, donde tiene que pasar la tubería sobre terrenos muy quebrados, haya colapsado un puente mal hecho, dejando a la capital sin agua. ¿Y en 10 años que usted estuvo en cargos de dirección técnica de ANDA, no pudo encontrar soluciones confiables para este problema de ingeniería básica? 


El nuevo presidente de ANDA y sus tuberías:
Me encargo personalmente, mi presidente...

Y con todo esto, el presidente lo nombró presidente de ANDA, como si usted fuera el último cartucho que le quedaba para componer esta institución tan importante para el bienestar de millones de salvadoreños. ¿No le da pena, licenciado y máster de hidrología?

 

¿Qué tal si hubiera dicho a Bukele: “Presidente, yo he pasado 15 años en ANDA, no sé qué más puedo hacer”? ¿Por qué no busca a alguien más capaz?” Obviamente no se le ocurrió. Además, si fuera un hombre tan sincero y responsable, no cabría en el selecto elenco de funcionarios al servicio de Nayib Bukele... 

 

Como su superior directo será Romeo Rodríguez, quien como jefe del MOP tiene años de tratar de entender lo que está pasando con los malditos aludes de Los Chorros, ustedes dos serán un equipo fantástico. 

 

¿Se recuerda de la leyenda de Sísifo, el hombre que está condenado a empujar una gran piedra cierro arriba y siempre se le va para abajo? Muchos lo ven como ejemplo de persistencia, yo más bien de tonto. 

Suerte les deseo en su pelea de Sísifo contra las leyes de la gravedad y la ingeniería, 


* * *


 


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viernes, 19 de septiembre de 2025

No aguantan el ácido de la crítica y del humor los Trump y Bukele. Carta de Paolo Luers

 

"Las constituciones nacionales y el derecho internacional no otorgan a nadie el derecho al poder ilimitado, y para esta razón garantizan la libertad de prensa y expresión, como contrapeso necesario al poder." 

En la voz del autor



Publicado en MAS!  El DIARIO DE HOY, sábado 20 de septiembre 2025

En Estados Unidos está garantizada la libertad de expresión y de prensa por la primera enmienda constitucional. A pesar de esto, esta libertad está siendo sistemáticamente violada por Donald Trump. Demandó a CBS, a ABC, al New York Times, al Wall Street Journal por sumas astronómicas. Extorsionó a CBS, usando la supervisión federal de fusiones corporativas, para censurar su programa 60 Minutes y suspender al conductor de Late Night Show, Stephen Colbert. Extorsionó a ABC a suspender su programa “Jimmy Kimmel Live”. Trump no aguantó el humor ácido de Colbert y Kimmel...


En El Salvador, la libertad de expresión y de prensa está garantizada por el artículo 6 de la Constitución, pero está siendo sistemáticamente violada y restringida por Nayib Bukele. Mandó a encarcelar a críticos de su reelección y sus violaciones de la Constitución y del Estado de Derecho, como el constitucionalista y columnista de este diario, Enrique Anaya, y la investigadora de la corrupción gubernamental, Ruth López. Obligó a salir al exilio a los reporteros del Faro y muchos otros periodistas.


Igual que los dictadores de Rusia, Corea del Norte, Venezuela, Cuba y Nicaragua, Nayib Bukele y Donald Trump saben que la libertad de expresión y una prensa libre son una amenaza al poder concentrado en sus manos. Y tienen razón: La libertad de los ciudadanos a disentir -y expresarlo públicamente- y la libertad de los periodistas a criticar a los gobernantes y revelar sus abusos del poder y su corrupción son una amenaza al poder, tienen la función constitucional de desafiar y controlarlo. Las constituciones nacionales y el derecho internacional no otorgan a nadie el derecho al poder ilimitado, y para esta razón garantizan la libertad de prensa y expresión, como contrapeso necesario al poder. 

 

Pero los Trump y los Bukele no aceptan contrapesos a su poder. No aceptan límites a su poder. No aceptan obstáculos a su poder. Por esto odian a la profesión periodística, que por definición es independiente, crítica y una molestia al poder. Si no, es propaganda.

 

Si los gobernantes, en su afán de preservar su poder, no aguantan el ácido y censuran o incluso persiguen a sus críticos, es el mejor reconocimiento a nuestra labor. Bukele ha convertido a los periodistas del Faro en estrellas reconocidas con incontables premios internacionales. Trump ha convertido a Stephen Colbert, Jimmy Kimmel y Bill Owens, el ex productor de 60 Minutes, en figuras más populares que él mismo.

 

Lo que Bukele y Trump, imitándose mutuamente, hacen con sus ataques a sus críticos es el mejor reconocimiento a su labor. A corto plazo, el periodismo está en aprietos, pero ganando en claridad, calidad y autoridad ética. A la larga, el periodismo va ganando a sus detractores y persecutores. 

 

En Estados Unidos, la más eficiente crítica a Donald Trump, aparte de la labor investigativa de los grandes periódicos y 60 Minutes, es el humor. La sátira es el formato más efectivo. Trump no aguanta que se burlen de él y que hagan que la gente se ría de él. Lo saca de quicio. Lo hace cometer errores.

 

En El Salvador, aparte del caricaturista Alecus, todavía no ha salido alguien como Kimmel o Colbert que sea capaz de hacer que la gente detecte lo ridículo de Bukele y su pomposidad. En un país tan dado a la jodarria, es cuestión de tiempo que salga. 

Saludos, 




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miércoles, 17 de septiembre de 2025

Carta a los ofendidos: Abramos el debate sobre las elecciones. De Paolo Luers

 

"En última instancia, se trata de dar al ciudadano, que ya no ve cómo expresar su descontento y su rabia contenida por el temor, la única forma de expresarse que le queda: el voto."

En la voz del autor



Publicado en MAS!  El DIARIO DE HOY, jueves 18 de septiembre 2025


Estimados amigos:

Hay que hablar de las elecciones. Hay que abrir un diálogo entre todos los ofendidos, afectados, amenazados por el régimen gobernante para ponerse de acuerdo ¡-esta vez si!- sobre cómo mejor aprovechar la coyuntura electoral que viene en 2027. Aprovechar para que la gente que ahora no tiene espacios abiertos y seguros para expresar su descontento pueda hacerlo mediante su voto.


No habrá elecciones libres y justas. No habrá árbitro confiable, porque ya no existe autoridad electoral independiente. Habrá fraude, aún más que en el 2024, en la elección de las papeletas planchadas. Y respecto a la elección presidencial, hay una inconstitucionalidad que contamina todo: Bukele buscando otra reelección, para quedarse en el poder hasta el 2033 – o más, como ya no reconoce límites.

 

Muchos dicen que estas son razones suficientes para que la oposición no participe, por lo menos no en la elección presidencial. Malcolm Cartagena, uno de los mejores expertos en materia electoral (a la par de Ruth López y Eugenio Chicas, que por decisión de los mil veces malditos están encarcelados), hizo en este Diario un análisis jurídico, llegando a la conclusión de que la oposición debe desconocer la elección presidencial y boicotearla. Su análisis jurídico es impecable, pero no me convence la conclusión. Participar o no participar no es un dilema jurídico, es un asunto político. Hay que decidirlo con criterios políticos. Y para poder hacerlo, primero se necesita un debate político, una concertación política entre todos los actores de la oposición y todos los sectores sociales afectados y ofendidos por la dictadura. 


Estoy consciente de que la dictadura, con sus intimidaciones, amenazas y persecuciones, ha logrado cerrar el espacio para la libre expresión y organización. Para imponer silencio han encarcelado al constitucionalista y columnista Enrique Anaya, al pastor y cooperativista José Ángel Pérez, al abogado y medioambientalista Alejandro Hernández, a la investigadora de la corrupción gubernamental Ruth López – y han obligado a salir del país a Cristosal y al Faro y muchos otros. Muchos, que antes fueron a marchas de protesta, se expresaron libremente en las redes sociales, denunciaron los abusos gubernamentales, en esta situación prefieren quedar callados. Pero que estén callados no significa que ya no existan. Ahí están -  y siguen rechazando la destrucción de la democracia, la arrogancia de los gobernantes, la corrupción. Los líderes de estos sectores, aunque no estén dando la batalla pública, pueden participar en un diálogo nacional para construir una plataforma conjunta, amplia y plural para aprovechar la coyuntura electoral. ¿Aprovechar para qué? No para ganar, porque esto es imposible en las condiciones actuales, en las cuales todas las instituciones y fondos del Estado están del lado de un partido y de un líder. 

 

Si no es para ganar, ¿para qué participar? Principalmente porque el único espacio que el gobierno no puede cerrar es el electoral. Para aprovechar este espacio y llenarlo de contenidos adversos a la dictadura, debe haber candidatos opositores. Para las alcaldías hay todas las razones para entrar en la competencia, porque es el eslabón más débil, más desprestigiado del oficialismo; para las diputaciones también, porque se necesitará personas que sepan usar la tribuna parlamentaria para hablar a la ciudadanía. Pero todo esto tendrá poco impacto, si la oposición no tiene a una persona que, con el respaldo de todos, entre en el ring y rete directamente a Bukele en la elección presidencial. 

 

En última instancia, se trata de dar al ciudadano, que ya no ve cómo expresar su descontento y su rabia contenida por el temor, la única forma de expresarse que le queda: el voto. Hagan fraude, hagan cualquier truco y cualquier intimidación, no le pueden negar al ciudadano que emita su voto contra la dictadura. Las mujeres que tienen hijos presos y otros hambrientos necesitan la oportunidad de votar contra las políticas antipopulares. Los que tienen angustia por sus pensiones necesitan canalizar su protesta. La mayoría popular que se opone a la minería necesita una manera de expresar su inconformidad con la complicidad del gobierno con los destructores del medio ambiente. 

 

Sólo para satisfacer esta necesidad de dar a la ciudadanía un canal seguro para expresarse, vale la pena ponerse de acuerdo y entrar en la lucha electoral, sin ilusiones de ganar, simplemente porque es la única forma de lucha que queda. Si la oposición sabe cómo llevarla y logra estimular el voto de protesta, se abrirán otros espacios.

 

Esta es mi opinión. Que se abra el debate entre todos los ofendidos.

Saludos, 




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El “modelo Bukele” de seguridad y sus costos ocultos. Columna Transversal de Paolo Luers

 

"Antes de hacer caso al canto de sirenas, que promete seguridad y paz social a través del “modelo Bukele”, los pueblos de las Américas deben preguntar con qué precio oculto vienen estas promesas populistas."



Publicado en  El DIARIO DE HOY, miércoles 17 de septiembre 2025

En los círculos de la extrema derecha del continente americano hablan con entusiasmo de la “ejemplar fórmula”, con la cual en El Salvador se está combatiendo la delincuencia, convirtiéndolo en el “país más seguro del hemisferio”. Como en todas partes uno de los problemas más sentidos de la población- tal vez el principal- es la inseguridad, los populistas están levantando la bandera del “modelo Bukele” para posicionarse para futuras elecciones  – y para crear una sólida fuerza populista a la derecha de los partidos conservadores. 


En Estados Unidos, Bukele se ha convertido en el darling del movimiento MAGA y aliado principal de Trump. Lo usan para justificar la militarización de la seguridad pública que han ensayado en Los Angeles y Washington, DC y quieren imponer en las principales metrópolis gobernadas por los Demócratas.

En México, es el diputado Arturo Ávila, del partido gobernante Morena, quien promueve el “modelo Bukele” de Seguridad. Este político, nombrado en 2024 vocero de la bancada oficialista, ha proveído a Bukele de vehículos blindados todoterreno marca “Yagu”, producidos por su empresa IBN Military Industries. Tienen equipamiento militar, como drones, visiones nocturnas y cámaras. Pero en El Salvador no cumplen ninguna función militar de defensa nacional, tampoco de la lucha contra las pandillas o el narcotráfico. Son usados en operativos antimotines y, sobre todo, para intimidar. Los colocan en las plazas de las colonias y cerca de marchas de protesta para provocar miedo. 


Pero principalmente es la extrema derecha mexicana la que promueve las recetas y la imagen de Bukele. Hay dos personajes que se preparan a correr por la presidencia con la bandera de Bukele y su “modelo de Seguridad”. Uno es el productor de cine Eduardo Verástegui, quien se hizo popular con la producción de la película “Sonido de Libertad” sobre la trata de niñas. El otro es Ricardo Salino Pliego, el magnate de TV Azteca, Banco Azteca y Grupo Elektra. Un peso pesado, que este 15 de septiembre ya ensayó con un mensaje de video el tradicional Grito de la Independencia, que cada año da el presidente de la República desde el balcón del Palacio Nacional. Salinas es un hombre bien conectado con Casa Presidencial de Bukele... 

 

Claro, los aliados del presidente salvadoreño Nayib Bukele no hablan del hecho de que se reeligió violando la Constitución y que luego mandó a reformarla para abrirse el camino a la reelección ilimitada. Lo que explotan es el problema no resuelto por Morena del poder territorial de los carteles y prometen solucionarlo a lo Bukele. Pero tampoco explican bien en qué consiste el modelo Bukele de Seguridad.

 

Los que propagan este modelo no explican que el logro más grande de Bukele, su combate a las pandillas, fue precedido por un pacto electoral con las pandillas. En 2015, cuando Bukele fue candidato a la alcaldía de la capital, todavía bajo la bandera del FMLN, heredó de este partido el acuerdo pactado con las pandillas, con el cual había ganado la elección presidencial de 2014. Bukele transformó este acuerdo transitorio y frágil en un pacto sólido que le ha durado7 (¡siete!) años, ayudándole a ganar tres elecciones: la d alcalde capitalino n 2015; la presidencial en el 2019;  y la elección legislativa del año 2021, que le dio la supermayoría necesaria para sustituir al fiscal general y a los magistrados de la Sala de lo Constitucional. Sólo cuando tuvo asegurado el control total de los órganos del Estado, sin instancias de control y sin oposición, rompió al pacto con las pandillas y les declaró la guerra en el 2022. 

 

Pero este capítulo supuestamente glorioso -la eliminación de las pandillas y la conquista de la seguridad en El Salvador- tampoco lo explican bien los aliados derechistas de Bukele en ambas Américas, ni Donald Trump, ni Marco Rubio, ni sus amigos en América Latina. No explican que el “modelo Bukele” no funcionaría si antes no se hubiera eliminado la independencia del sistema judicial y de la fiscalía general. Este modelo de Seguridad Pública tampoco hubiera funcionado sin que se hubiera aprobado, mes por mes, desde marzo de 2022 hasta la fecha, el Estado de Excepción, que suspende los derechos civiles y procesales de cualquier acusado. La pérdida del derecho de los ciudadanos a un debido proceso y al acceso a una defensa efectiva tiene como resultado que de los 90 mil detenidos bajo el régimen de excepción la tercera parte es absolutamente inocente. Esto, igual que la pérdida de la independencia judicial, no es “daño colateral” del modelo Bukele, es su esencia. Es la condición indispensable que tendría que cumplir un gobierno para aplicar la receta mágica de la política de Seguridad de Bukele. Cualquier gobernante que quiere acceder al poder propagando el “modelo Bukele”, tiene que estar dispuesto -y capaz- a romper con el orden constitucional, con el Estado de Derecho y con el respeto a los Derechos Humanos. Los ensayos de Trump de ver cómo se puede aplicar el “modelo Bukele” y militarizar la seguridad pública demuestran esta realidad: sólo lo podrá hacer a gran escala si logra romper con la independencia judicial en los Estados Unidos – y con las garantías constitucionales de autonomía de los estados y los gobiernos locales.

 

El “modelo Bukele” está hecho para dictaduras, no para democracias con separación de poderes y con jueces independientes. Para funcionar exitosamente, este modelo de Seguridad requiere que una sociedad esté dispuesta a renunciar a sus derechos fundamentales. El Salvador es el ejemplo de que esto puede funcionar con unas narrativas populistas que logran activar y manipular las frustraciones y aspiraciones de las masas, pero solamente si están acompañadas por una represión sistemática capaz de intimidar a la gente y perseguir sin piedad a la disidencia. La cantidad de presos políticos en El Salvador y de defensores de Derechos Humanos, políticos opositores, líderes sociales y periodistas exiliados ilustra esta realidad.

 

Antes de hacer caso al canto de sirenas, que promete seguridad y paz social a través del “modelo Bukele”, los pueblos de las Américas deben preguntar con qué precio oculto vienen estas promesas populistas.





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viernes, 12 de septiembre de 2025

Carta a la FESFUT: ¿Quieren a un Bukele como dirigente del fútbol? De Paolo Luers

 

"No vendan al fútbol. El deporte necesita dirigentes con principios claros, no sólo en cuanto al racismo, sino también en defensa de la autonomía."

En la voz del autor



Publicado en MAS!   El DIARIO DE HOY, jueves 11 septiembre 2025

Perder siempre es doloroso, en la vida y en el fútbol, que convoca a tanta gente a sus estadios y provoca muchas emociones. Y perder contra un país como Surinam, de menos de un millón de habitantes y sin trayectoria futbolera, es más que doloroso: es una humillación difícil de aguantar. 


Pero por más doloroso que sea perder un jugo de calificación al Mundial contra un adversario subestimado, no hay ninguna justificación para insultar con cantos racistas al equipo ganador. Cero tolerancia para el racismo dicta la ley del fútbol internacional. Por esto es correcto que la FIFA haya abierto un procedimiento disciplinario contra la FESFUT por los incidentes racistas durante el juego contra Surinam. La Comisión de Regulación, que dirige la FESFUT, ha sido consecuente con su obligación de garantizar que en los estadios de El Salvador ningún equipo visitante y ningún jugador sean objeto de insultos racistas. Su comunicado ha sido impecable: “La FESFUT rechaza terminantemente cualquier forma de racismo, discriminación homofóbica dentro y fuera de los estadios. Compartimos la política de cero tolerancia de la FIFA.” Un mensaje claro y contundente que no deja espacio para justificaciones.

 

No así las declaraciones de Yamil Bukele, el director de INDES en plena campaña por el cargo de presidente de la FESFUT. “Puedo decir que también hubo mucha provocación de parte de Surinam, no se pueden hacer los santos, poner una queja y esconder la mano, como dice el dicho, tira la piedra y esconde la mano. Hubo provocación, los videos lo demuestran, y la federación tendrá que hacer los descargos pertinentes ante cualquier señalamiento,” declaró Bukele en una entrevista con Canal 4, y agregó, hablando de los próximos encuentros de la clasificación: “Ojalá que las 30 mil personas que lleguen hagan sentir al rival que están en suelo salvadoreño y que nosotros apoyamos a nuestra Selección.”

 

Esto no es ni chicha ni limonada. Esto no es una posición clara de rechazo al racismo. Esto es el encargado gubernamental del deporte y candidato oficialista de dirigir la FESFUT, justificando que en nuestro estadio unos patanes racistas les han gritado “¡Son monos!” a los jugadores de Surinam. Si en este contexto Bukele le dice a la afición que hagan “sentir al rival que está en suelo salvadoreño”, es un mensaje claro a los equipos visitantes que las autoridades del gobierno están del lado de los patanes y racistas. El mensaje de Yamil Bukele, hermano y de facto ministro de Deporte de Nayib Bukele, es algo como: “¡Aquí mandamos nosotros, no la FIFA! Aquí se vale todo en apoyo a nuestro equipo.”

 

Los delegados. que van a elegir al próximo presidente de la Federación de Fútbol, tienen que decidir si quieren entregar las riendas del fútbol salvadoreño a alguien que tiene posiciones tan indefinidas sobre la ética deportiva; a alguien que justifica los ataques racistas contra jugadores de equipos que nos visitan; a alguien que va a provocar nuevos conflictos con la FIFA y sus reglas; a alguien que ni siquiera ha tenido la decencia de apartarse de su cargo gubernamental, sino sigue usando el INDES para hacer campaña en la federación – y quien si fuera electo eliminaría la autonomía del fútbol.

 

No creo que esto sea lo que quiere la comunidad del fútbol salvadoreño, los clubes, los jugadores, la afición. Bukele hace campaña prometiendo éxitos, insinuando que si él dirigiera la FESFUT, el fútbol gozará del pleno apoyo del gobierno.

No vendan al fútbol. El deporte necesita dirigentes con principios claros, no sólo en cuanto al racismo, sino también en defensa de la autonomía. 

Saludos,




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